Terapia de Pareja

   Terapia de Pareja

Hacer una terapia de pareja representa mostrar el amor por la otra persona, y el respeto por uno mismo. Reconocer la insatisfacción y el conflicto relacional, indica el interés auténtico por tomar resoluciones que acaben con el sufrimiento, las dudas y las desavenencias. Por eso, es una decisión inteligente; porque sea cual sea el resultado de la terapia (continuar con la relación -enriquecida, mejorada y aireada-; o bien cortar el vínculo de manera calmada y agradeciendo lo vivido), es sin duda, la forma más eficaz de actuar para el bien de todos.
Conocer en qué consiste la TERAPIA DE PAREJA , puede ayudar a que la decisión de pedir ayuda sea más temprana, en vez de esperar a que la relación se desgaste hasta el punto de provocar situaciones de enfrentamientos violentos, ya sea de palabra o de hecho, o cualquier otra situación negativa indeseable, que no hará más que agravar el malestar, generando un mayor escepticismo frente a la posibilidad de solución.  De ahí que lo más recomendable es saber a quién acudir y cuáles son los pasos a seguir para comenzar el proceso de salida del conflicto.    

Es importante que ambos miembros de la pareja estén de acuerdo en hacer la terapia conjunta, pues si no, la efectividad de la misma será mínima, o incluso nula, pues por mucho que una persona aprenda a "cambiar", si el otro miembro no colabora la relación no mejora de manera eficaz.

En la TERAPIA DE PAREJA se establecen unas normas explícitas a cumplir durante las sesiones, y como la más importante:  el turno de palabra.  Es vital escuchar ambas versiones de un mismo hecho, pues las percepciones, la forma de sentirlo y las acciones tomadas pueden ser muy distintas. De esta manera la discusión no puede desarrollarse.

Lo primero es:  
 
Pedir cita:  (Se podrá cambiar el día y la hora de los próximos encuentros terapéuticos, manteniendo la misma periodicidad.  En general, una vez por semana o por quincenas,  dependiendo del caso.

Primera Consulta:  Esta consulta tiene una duración de dos horas.  Es más larga que las demás, que tendrán una duración de hora y media.  En ella cada componente de la pareja tendrá su turno para expresarse sobre lo que le preocupa, le molesta o le hiere (en otras palabras, el motivo de consulta), así como tomaremos datos biográficos que puedan ayudar a comprender mejor de dónde viene cada uno.  Igualmente veremos cuáles son las metas que cada uno desea conseguir en la terapia, y en qué grado está dispuesto cada componente de la pareja a poner de su parte, y en qué grado sus emociones están implicadas.  

Siguientes consultas:  A partir de la segunda consulta comenzamos a dar recomendaciones de actuación mientras seguimos escuchando y evaluando los sentimientos negativos, quejas, y malestar que la pareja tiene -problemas de comunicación, sexualidad, familias políticas, sensación de falta de atención, exceso de trabajo, pérdida de interés, infidelidad- y sus consecuencias en el entorno familiar -hijos y convivencia diaria-, así como también recabaremos información sobre la valoración que el uno tiene del otro, es decir los aspectos positivos que cada uno siente y percibe. 

La pareja está en crisis y el alto grado de disfunción emocional es palpable;  por ello es importante comprender y aceptar que aunque haya un alto grado de nerviosismo, dificultad para hablar, falta de claridad o desgana durante las sesiones terapéuticas, la otra persona  -la pareja-, está acudiendo a consulta, por lo que ya está mostrando su interés, que en muchas ocasiones es lo más que puede hacer, hasta que el propio proceso terapéutico vaya ayudando a deshacer nudos, aclarar situaciones, y mejorar el nivel comunicacional que es uno de los factores más básicos en toda relación. A veces, observamos la necesidad de que uno de los miembros o ambos acudan a una terapia individual, además de a la terapia de pareja.  Si esto no es posible, por algún motivo, habrá sesiones dedicadas a hablar con un sólo miembro, de hecho este tipo de práctica también forma parte de la TERAPIA DE PAREJA.

Finalización de las Consultas  A medida que la pareja va experimentando una mejoría en su relación, las consultas se van distanciando,  quedando incluso en meras sesiones de revisión de tareas, y planteamientos novedosos una vez al mes o una vez cada dos meses, hasta llegar el momento de dar el alta terapéutica cuando ya la pareja no necesita regresar más.  Así,  las consultas finalizan cuando los objetivos terapéuticos marcados se van cumpliendo, es decir cuando la percepción del restablecimiento relacional es patente por parte de ambos componentes de la pareja, y hay una experiencia positiva,  tanto de sus encuentros terapéuticos, como de su vida diaria.  

Se tiene la creencia errónea de que una TERAPIA DE PAREJA sirve -por obligación- a los fines de unir a la pareja que estaba desunida;  y esa es, sin lugar a dudas, su primera meta.  Ahora bien, puede darse el caso en el que la pareja haya llegado a la conclusión, al haber profundizado en sus deseos, sentimientos y opiniones, que lo mejor es separarse;  lo cual también será válido, puesto que la TERAPIA DE PAREJA ha servido para tomar una decisión que de otro modo no se habrían permitido por miedo, culpabilidad, o desconocimiento de cómo hacerlo de manera respetuosa, racional, amistosa).  

Una TERAPIA DE PAREJA puede tener una duración de 6 a 8 meses, y en los casos más difíciles de 10 meses a un año y medio, teniendo en cuenta esas sesiones de revisión de las que hablábamos.  


 









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